Lo que se vio en Bogotá la semana pasada fue la voz de los bogotanos haciéndose escuchar. Fue la cúspide de la inconformidad ante un sistema indignante y en decadencia como lo es (desde ya hace mucho tiempo) Transmilenio. Así halla sido causado por rivalidades políticas o por el pueblo organizado, estoy muy de acuerdo con lo que ocurrió.
Seamos sinceros. Esta situación ya se venia gestando en el espíritu de cada cliente de Tranmilenio.Al menos en una ocasión, todos hemos respirado un ambiente de inconformidad, impotencia, ira o tensión hacia éste sistema de transporte masivo, pero el pasado viernes no soportó más y explotó, dando como resultado los sucesos que muchos vimos y otros vivieron en carne propia ese viernes negro.
Sin embargo, fue solo de esta manera que Bogotá se dió cuenta de que el servicio de Transmilenio es más que deficiente. Lo sucedido tenia que ser una bofetada en la cara de los usuarios, operarios, policía y hasta para el alcalde con el fin de que despertáramos de ese largo letargo y docilidad a la que estamos tan acostumbrados. Solo así es que los putridos dueños* de Transmilenio se percataron de que en realidad existe un problema con su creación y los usuarios caímos en cuenta de que ellos no son nada si comparado con lo que puede generar la protesta.
Así que, si despertaste del adormecimiento, ya sabes que este es el momento para hacernos escuchar, exigir un buen trato y un servicio de calidad. Advierto: no estoy exigiendo que todos vallamos a bloquear vías, tomarnos los buses y destruir estaciones, solo espero que aunque sea hoy no hallas usado Transmilenio. Si no fue así, creo que es necesaria otra bofetada como solo una turba inestable la puede dar.
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* Para saber más de los queridos dueños que se quedan con la mayor tajada de uno de los servicios más costosos de latinoamerica los invito a que visiten La Silla Vacia. ¿Sera que después de lo sucedido estos se esforzarán por mejorar el bienestar del usuario?
